Roberto Arizmendi Rodríguez)
Bien se puede llorar por lo existente:
Un cúmulo de penas e injusticias
Perpetradas por bestias “racionales”
Que piensan con cerebros económicos.
Bien se puede llorar sentado en una piedra
A la orilla de un ghetto americano,
Entre ratas hambrientas que se burlan
De los negros que sostienen opresiones.
Bien se puede llorar en Puerto Rico
Por un pueblo que quiere independencia,
Para luego lanzarse a la lucha
Por una auténtica liberación para su patria.
Bien se puede llorar lejos de América,
Por un pueblo inocente desangrado
Por los fusiles de un ejército, que guarda
Intereses en campos vietnamitas.
Bien se puede llorar en Colombia y Argentina,
En suelos panameños, bolivianos
Y en toda sudamérica
Que busca anhelante un cielo limpio.
Bien se puede llorar en Africa oprimida,
En las sombras terribles de la selva,
O en los nacientes pueblos que soportan
La “ley” del apartheid anti-africano.
Bien se puede llorar en todo el mundo.
O contemplar sentado en una estrella
El ardoroso vómito de fuego
Despedido por armas de violencia.
Bien se puede llorar cuando es pisada
Una flor inocente, pretendiendo
Abrir sus pétalos al sol
Y vivir felizmente en sus jardines
Bien se puede llorar… y para que…
Son tantos los ojos desecados
Y tantas las lágrimas vertidas…
Lágrimas de dolor, de injusticia, de opresión.
Lágrimas de angustia y de odio.
Lágrimas libertarias y lágrimas de muerte…
Y que…
Han sido lágrimas vanas.
Alimento de mares y ríos.
Mil burlas de cafés aburguesados
E insistencia al sadismo del poder.
Entonces para que seguir mojando el mundo.
Para qué darles agua a los baños perfumados,
Para que ahondar el surco en las mejillas.
Bien se puede llorar, ¡Sí!
Pero si se quieren contemplar nacionales libres,
Si se quiere sentir la libertad lograda
Y si se quiere vivir la justicia tan ansiada,
¡Para qué derramar inútilmente
nuestra sangre por los ojos…?
La sangre de dolor del oprimido,
La sangre de dolor del torturado
Gime y grita angustiada
A su sangre hermana.
Quiere formar con ella un cielo rojo,
Hermoso y amplio,
En él que aquellas blancas nubes,
Hipócritas y obscenas, no escondan ya
Napalm y bayonetas ni escupan
Con sus lluvias, atómicas y balas.
Sería lograr con nuestras sangres
_ en parto doloroso,
el nacimiento ansiado de otro mundo.
La realización buscada
De nuestro hombre y nuestro mundo nuevos.