lunes, 25 de septiembre de 2017

Palabras de despedida de parte de maestro en graduación

DESPEDIDA A LOS ALUMNOS QUE TERMINARON SU EDUCACIÓN PRIMARIA

Jóvenes alumnos:
Esta sencilla, pero muy afectuosa convivialidad, es de alta significación tanto para ustedes como
para sus padres y maestros: no es sólo la reunión de fin de curso con el propósito de trazar nuevos
planes de trabajo, que habrán se realizarse por ustedes y nosotros dentro de la propia Escuela en
tiempo venidero; no, esta tarde estamos de fiesta y el motivo de ella lo son ustedes que han
logrado recorrer el primer tramo de la senda de su preparación cultural. Esta escuela, por hoy, ha
terminado con ustedes su cometido. Vuestros maestros y los alumnos que aún se quedan, os
dicen por mi conducto, que se preciso que tengáis fe en vosotros mismos y en los destinos de la
Patria; que sean enérgicos, valientes, tenaces y decididos en la ruta que recorran hacia más altos
destinos; que hagan cierta la afirmación de Carlos Wagner cuando dice "un hombre, en fin, es el
que sabe morir, el que comprende que dar la vida no es perderla sino salvarla, es pasar de lo
efímero a lo eterno". Sean pues hombres de corazón sincero, de costumbres sencillas y vida recta;
sean amables y sonrían siempre, aún en los momentos del pesimismo y la desesperanza.
Nos quedamos satisfechos con su partida, porque han logrado ya un primer triunfo. Durante varios
años compartimos sus entusiasmos y alegrías; fueron ustedes los estimuladores del esfuerzo y
trabajo de los maestros, que constantemente les tuvimos y les tendremos en la memoria, ligados
por lazos de afecto, animados por el mismo sentimiento de patriotismo y ferviente deseo de hacer
un México próspero y feliz.

Es indudable que la juventud actual, pasa por los más encontrados sentimientos, la agitan las más
violentas pasiones; el malestar en que vivimos no es solamente material sino también espiritual; la
bancarrota de los valores morales parece inminente y una crisis en todo lo establecido parece ser
la característica de esta época en que el escepticismo y una vejez prematura, quieren marchitar los
más caros ideales de la juventud.

El remedio a esos males debe ser la perpetuación de la institución social más noble y generosa
que en esta época aún alienta como una esperanza de redención: el hogar, que a vosotros toca
defender, conservar y mejorar.

Que haya en ustedes afán de lucha por alcanzar un porvenir mejor, que en su corazón aliente la
esperanza y que en sus cerebros germinen y fructifiquen ideas elevadas y constructivas. Sin
embargo, no todo en negrura en estos tiempos. Es cierto que "nunca la humanidad fue más de
admirar que en este camino escarpado que la vemos marchar; cansada, maltrecha, pero no
desalentada, sosteniendo en la mano el hilo de oro que debe guiarla a través de las tinieblas, a la
aurora de la verdad"
Ya ustedes, jóvenes alumno, toca hacer un esfuerzo viril y aún heroico si es preciso, para que
sobre la tierra llegue a reinar la paz, la tolerancia, la solidaridad y la justicia. Sí, que haya paz en el
corazón del hombre y serenidad enfoca a la consecuencia de nuestro planeta los dantescos
fantasmas de la guerra, la miseria y el hambre.

Es cierto que la civilización ha logrado un desarrollo tal, que bien podíamos esperar que todos los
hombres, tuvieran vestido, alimentación, protección y seguridad mejores, en suma, mayores bienes
materiales y aniquila al hombre haciéndole esclavo de la máquina, en lugar de ser ésta un alivio al
trabajo material. El capital es fuente de producción, pero no auxiliar del hombre, sino causa de
odios y sufrimientos como resultado de la explotación de los trabajadores, traduciéndose esto en
inquietud, zozobra, agitación y lucha sin cuartel entre las clases sociales que sufren y las que
detentan riqueza y poder. Ustedes, no deben únicamente luchar por lograr habitación confortable,
alimentación y vestido mejores; no sólo esto debe constituir su aspiración: ¡deben servir a la
humanidad! Que ésta sea su bandera. No se conviertan en una máquina o en una pieza más de
máquina en estos tiempos del maquinismo estéril, en que el hombre ha dejado de ser eso, hombre,
para convertirse en máquina de pensar, de estudiar, de trabajar, de gozar o de matar.

 La humanidad, les dijo, deberá surgir ennoblecida en los crisoles del sufrimiento, es esta época
atrozmente dolorosa, salvada por la actual generación joven, de la que ustedes forman parte.
A la juventud actual toca realizar la enorme empresa de transformar el orden establecido. Sin duda
estar a la altura de su deber haciendo posible el reinado de la libertad y la democracia sobre la
brutalidad organizada. Así lo esperamos.

¡Jóvenes alumnos, a nombre de sus maestros y mío propio, sólo me resta desearles la realización
completa de sus más caras esperanzas!

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