La leyenda del árbol de Navidad
Autora: María Dolores García Lizana
Personajes:
-
Dos ángeles.
-
6 pastores. (o los que se crean convenientes.)
-
Los Reyes Magos.
-
Abeto.
-
Narrador.
Escenario.
Primer plano a la derecha: los pastores en círculo alrededor de la hoguera. En
el centro el abeto (un niño disfrazado de tal), a la izquierda la representación del Belén.
(VILLANCICO)
NARRADOR.- En aquella noche fría del 24 de
Diciembre un grupo de pastores charlaban
animadamente alrededor de la lumbre. El viento movía las ramas de un viejo
abeto que les observaba desde lejos. De repente un extraño silencio se hizo en el lugar, un
silencio cálido que solo osó romper el
pastor más anciano murmurando:
PASTOR 1. El viento ha dejado de soplar y ya
no hace frío.
PASTOR 2.- Algo prodigioso ocurre porque el aire
huele a rosas.
PASTOR 3.- ¡Mirad! (señalando) ¡Parecen ángeles!
PASTOR 2.- ¡Sí son ángeles del cielo! ¿Cómo
puede ser que se muestren a unos pobres pastores?
(Todos
se ponen de pie)
ÁNGELES 1 Y 2.- ¡Bienaventurados los hombres
de buena voluntad!
ÁNGEL 1.- Os traemos una buena nueva. ¡¡¡HA
NACIDO EL HIJO DE DIOS!!!
ÁNGEL 2. – Ha nacido en un establo en la
ciudad de Belén.
ÁNGEL 1.- Id y adorarle porque Él es vuestro
Salvador.
(Se
van)
PASTOR 4. - ¿Habéis oído? No doy crédito.
¿Qué podemos hacer?
PASTOR 1.- Debemos ir a verle. Yo iré a mi
cabaña donde guardo hermosa lana de la mejor calidad, será mi humilde presente.
PASTOR 3- Pues yo iré por el pan blanco que
acabo de sacar del horno. Es lo mejor que tengo en mi pobre hogar.
(Los
pastores se van en distintas direcciones mientras suena los acordes de un
villancico.)
NARRADOR.-Ha quedado sola la montaña, y en el
silencio, el abeto que presenció cuanto
allí había acontecido, deseó con todas sus fuerzas contemplar al Niño cuyo
nacimiento se había anunciado.
ABETO.- Allí está, apenas se distingue. Sólo
esa luz tan dulce y esa música celestial me dice que es él. ¡Oh, Señor cómo
quisiera poder andar!
(Llega
un pastor con una manta en los brazos)
PASTOR 2. Debo darme prisa. Quiero ser el
primero.
ABETO.- ¡Paz a todos en esta noche!
PASTOR 2.- ¿Quién habla?
ABETO. Soy yo, el abeto.
PASTOR 2.- ¡Qué noche de milagros! ¡Hasta los
árboles hablan! Pero no quiero
retrasarme he de encontrar el camino más corto para llegar al portal.
ABETO.- Puedo ver desde mi altura la gran
Luz al final del sendero estrecho.
Seguirlo con premura y sin duda seréis el primero. Pero os pido un favor, ya
que yo no puedo moverme de aquí. Decirle al Niño Dios que yo también quisiera
servirle.
PASTOR 2.- Gracias abeto, me pongo en camino.
Le llevo esta manta pues esta noche es fría y puede necesitarla.
ABETO.- ¡Bendito seas pastor! Pero corred,
corred, no os detengáis. No sea que el Niño llore de frío.
(Se
va. Llega otro pastor)
ABETO.- ¡Paz a todos en esta noche!
PASTOR.5.- ¿Eres tú abeto?
ABETO. - Soy yo. ¿A dónde vais?
PASTOR.5- Busco el establo donde nació el
Salvador. Pero ya me demoro, pues no encuentro el camino.
ABETO.- Al final del sendero estrecho veo su
luz.
PASTOR.5.-Agradezco que me ayudéis porque
tengo prisa, pues llevo esta leche como obsequio y aún está caliente. No quiero
que se enfríe.
ABETO.- ¡Bendito seas pastor! Pero corred,
corred, no os detengáis no sea que de hambre llore el Niño.
(Se
va. Llega otro pastor)
PASTOR.4.- Creí ver a Samuel. ¡Lástima! Tal
vez él sabía el camino más corto para llegar al portal.
ABETO.- ¡Paz para todos en esta noche!
PASTOR4.- ¿Quién me habla? Para quien sea,
paz os deseo también.
ABETO.-
Soy yo, el abeto. Al final del sendero estrecho veo la Luz. Decidle cuando lo veáis que yo, el abeto quisiera
adorarle.
PASTOR.4.- Gracias amigo abeto por la ayuda.
Tengo prisa, pues le llevo estos pañales, tal vez Él no tenga, pues dicen que
ha nacido pobre aunque sea el Hijo de Dios.
ABETO.- ¡Bendito seas pastor! Pero corred,
corred, no os detengáis no sea que por estar mojado llore el Niño.
(Se
va. Llega otro pastor)
ABETO.- ¡Paz para todos en esta noche!
PASTOR.6.- ¡Oh, qué prodigio! ¿Eres tú abeto
el que habla?
ABETO – Sí soy yo. ¿Qué hacéis por estos
parajes solitarios? Ya es muy de noche y eres muy pequeño para ir solo.
PASTOR.6 – Busco el mejor camino para Belén.
Allí hay un Niño que según dicen es Dios.
ABETO – Sigue el sendero estrecho, pues desde
aquí arriba veo al final de él, una brillante luz.
PASTOR.6- Pues voy corriendo que ardo en
deseos de ver su carita cuando le dé mi mejor juguete. Seguramente con él no se
aburrirá.
ABETO – Afortunado tú que podrás contemplar
su rostro. Por favor cuando lo hagáis decirle que yo también quiero jugar con
Él. Pero corred, corred, no os detengáis no sea que de aburrimiento llore el Niño.
(Se
va. Villancico)
NARRADOR.- Ya llegan los pastores al portal,
se arrodillan y adoran al Niño Dios. A sus pies dejan los regalos que fueron
del gusto del Señor. Mientras el Abeto en la soledad de la ladera, mirando a la Luz lejana medita en voz alta…
ABETO.- Ya no llorará el Niño pues no tendrá frío,
ni hambre, no estará mojado o aburrido…pero qué tristeza la mía, que mis raíces
me atan a este sitio y yo no pueda servirle.
(Llegan
los Reyes Magos)
MELCHOR.- Hasta aquí nos trajo la estrella,
debemos estar cerca.
GASPAR.- No veo ni un alma a quien preguntar
por el camino de Belén.
BALTASAR.- Descansemos en este árbol antes de
seguir nuestra marcha. Tal vez veamos a algún pastor que frecuenta estos lugares.
ABETO.- ¡Paz para todos en esta Noche!
REYES MAGOS.- ¡Nos habló el árbol!
GASPAR.- Paz para todos.
ABETO. - ¿Les puedo ayudar en algo,
majestades?
MELCHOR.- Buscamos un niño que nació en
Belén, pues vimos su estrella guía en el Oriente.
GASPAR.- Queremos adorarle pues es el Rey de
reyes.
BALTASAR.- Pero no somos del lugar y
desconocemos los caminos.
ABETO.- Siguiendo el sendero estrecho, está
su brillante Luz.
BALTASAR.-
Dejad Abeto que paguemos vuestra ayuda. Pedid pues, y si en nuestra mano
está os lo concederemos.
ABETO.- Sólo quiero que le digan al Niño que
mi mayor deseo es el de servirle.
MELCHOR.- Si eso es lo que queréis así lo
haremos. Ahora majestades, sigamos el camino y llevemos estos presentes a
nuestro Rey.
(Se
va... Villancico)
NARRADOR.- Una vez más queda solo el Abeto
contemplando por el estrecho sendero a los Magos alejándose. Una vez más el
Abeto suspira: ¡Ay, si yo le sirviera aunque fuera para arrancarle una pequeña sonrisa
que le alegrase el alma! Entonces el Padre Dios escuchó su plegaria y mandó a
dos de sus ángeles a coger estrellas del cielo para colgarlas destellantes en
las ramas del humilde árbol e hizo tejer guirnaldas de oro y plata para
entrelazarlas en sus hojas delgadas. Todo él se envolvió en luces que mostraban
desde lejos el camino de Belén. Una música de paz rodeó la montaña y al final
del sendero más estrecho, un Niño envuelto en luz divina miró a aquel árbol
encendido y engalanado. Lo miró y sonrió, mostrando la alegría de su alma.
(Mientras
habla el narrador dos ángeles deberán pegar estrellas en el árbol y colocar espumillón de navidad)Suena Noche de
Paz.
FIN