HIDALGO EN LA PRISIÓN
Mientras los astros cintilan
y entre las sábanas fulguran
tristes presagios torturan
mi abatido corazón
Nunca volveré a miraros;
cielo azul; comba estrellada;
que mi vida destrozada,
pronto será sin razón.
Yo nunca más patria mía
podré gozar tu hermosura
y es esa la desventura
que tanto me hace sufrir.
No importa que la vida
cien veces me la quitaran
si con eso mitigara
tu prolongado gemir.
Más si así le place al cielo
y ese es mi triste sino;
¡Cumplase mi destino!
¡Haz,, señor tu voluntad!
Sólo pido hoy a tus plantas
que a mi México precioso
les des el cumplido gozo
¡de que tenga Libertad!
A.L. Jáuregui