Durante la guerra declarada a México por
Estados Unidos con el fin de obtener los territorios de Alta California y Nuevo
México, el ejército estadounidense, bajo el mando del General Winfield Scott,
atacó el Castillo de Chapultepec donde se encontraba situado el colegio
militar. Los jóvenes cadetes, niños y adolescentes casi todos, que formaban el
batallón a cargo de Nicolas Bravo, dieron muestra de valentía al resistir la
agresión y peleando inclusive cuerpo a cuerpo. Sin embargo al final, los
norteamericanos tomaron el castillo.
Cuando el ejército americano comandado por
el general Winfield Scott iniciaba el ataque al Castillo de Chapultepec el 13
de Septiembre de 1847, el director del Colegio ordenó que todos los cadetes
abandonaran el castillo y regresaran con sus familias. En ese entonces el
Castillo de Chapultepec albergaba al Colegio Militar, los cadetes rehusaron
abandonar el castillo y se quedaron en sus puestos, sabiendo que estaban sacrificando
sus vidas.
Después de un despiadado bombardeo, los
ejércitos americanos comenzaron a escalar hacia el castillo, donde encontraron
la resistencia heróica del Batallon de San Blas; los defensores no pudieron
resistir el ataque y murieron en sus puestos. Cuando los invasores llegaron al
edificio, la lucha se hizo cuerpo a cuerpo y, en este desigual duelo, los
cadetes mexicanos, entre los que destacan: Juan Escutia, Fernando Montes de
Oca, Agustin Melgar, Vicente Suárez, Juan de la Barrera y Francisco Marquez,
dieron el ejemplo de morir por su patria.
El cadete Juan Escutia había ingresado al
Colegio Militar apenas el 9 de septiembre, desempeñaba el servicio de vigilante
en el mirador del castillo cuando éste fue asaltado. Al ser tomado el castillo,
Escutia tomó la Bandera Nacional para impedir que el enemigo se apoderará de
ella, pero como había sido herido gravemente, se trepó al parapeto y se arrojó
al abismo envuelto en su bandera, quedó muerto cerca del sitio donde se levantó
el primer monumento a los Niñós Héroes.