MI BANDERA
Bandera que adoraron mis
mayores
y que aprendí a adorar cuando
era niño,
tú formas el amor de mis
amores;
no hay cariño igual a tu
cariño.
Me llenan de entusiasmo tus
colores,
aún más inmaculados que el
armiño,
y al verte tremolar libre y
entera,
te adoro como a un Dios, ¡oh,
mi bandera!
Símbolo de la tierra en que he
nacido
emblema del honor y de la
gloria,
quien muere por haberte
defendido
vida inmortal alcanza en
nuestra historia.
Las legiones que libre te han
seguido
viven de nuestro pueblo en la
memoria,
un templo encontrará en cada
pecho,
¡oh, emblema de honor y de
derecho!
¡Con qué orgullo filial siempre
te mira
quien a tu sombra suspendió su
cuna!
¡Con qué dolor el corazón
suspira
cuando de ti lo aleja la
fortuna!
Tu ausencia amarga, tu
presencia inspira:
no hay comparable a ti joya
ninguna;
y si te ofende el poderoso, el
fuerte,
por defender tu honor, nada es
la muerte.
Yo juro por mis horas más
serenas,
por los amante padres que yo
adoro,
dar gustoso la sangre de mis
venas
por defender tu nombre y tu
decoro;
Juro luchar con tigres o con
hienas
que mancillar pretendan tu
tesoro,
y morir a tu sombra, ¡oh, santa
égida!,
y amante bendecirte al dar la
vida.
Flota libre y feliz, ¡bandera
santa!
Tú nos das los mayores
regocijos,
y siempre que una mano te
levanta
los anhelos del pueblo en ti
están fijos;
Y antes que hollarte la
extranjera planta,
morirán junto a ti todos tus
hijos:
¡Que mientras haya patria y
haya gloria,
sin mancha flotarás sobre la
historia!
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JUAN DE DIOS PEZA