martes, 1 de febrero de 2011

Poesía a los Niños del mundo

A TODOS LOS NIÑOS DEL MUNDO 
(Fidencio Escamilla Cervantes) 

“Si un niño vive con tolerancia, 
aprende a ser paciente, 
si un niño vive con valor, 
aprenderá a tener confianza, 
si un niño vive con elogios, 
aprenderá a apreciar. 
Si un niño vive con honradez, 
Aprenderá la justicia. 
Si un niño vive con seguridad, 
Aprenderá a tener fe. 
Si un niño vive con aceptación y amistad, 
Aprenderá a apreciar. 
Los niños aprenden lo que viven” 

A todos los niños del mundo, 
A todos los hombres de este planeta nuestro. 
A todos los niños que viven en sus miserias por los pueblos, 
A los que habitan resignados en estériles desiertos, 
A los que piden justicia en el propio corazón de México: 
A todos esos niños diseminados por el mundo entero, 
Los invitamos a escuchar estas palabras de reencuentro. 

Una vez alguien dijo un comentario cierto; 
“Hay que preparar al niño para la vida” 
pero yo pregunto a todos los sabios de este planeta nuestro; 
¿ya prepararon la vida para los niños de este tiempo? 
Esa ciencia, que sólo es ciencia 
Para llenar al mundo de armamento, 
Donde el hombre escarba hasta el último átomo 
Para darle a la bomba más efecto. 

¡Silencio! 
¡No! El hombre ha sido, es y será un ser perverso. 
Fue producto de esta cansada tierra ¡Sí! 
Pero parió un engendro. 
El hombre ha sido avance de la civilización 
¡Es cierto! 
Ya conquistó la luna y encamina su vista al universo. 
Yo vi matar una vez a un hombre 
Por robar un miserable peso; 
Utilizó la ciencia para su fin avieso 
Y aún anda ese hombre por ahí, 
Como coyote hambriento. 

¿Qué prueba eso? 
La humanidad no es sólo el hombre ¡Son cientos! 
Millones y millones que pueblan la tierra 
Y en esfuerzo común llevan ardua tarea 
Para conseguir más viviendas, más escuelas, 
Tú, como niño, ¿Dónde hiciste tus primeras letras? 
¿Y no fue un ser humano, maestro o maestra 
el que generoso te enseñó la ciencia? 

¡Sí, fue un maestro, y le guardo profundo cariño! 
Siempre tuvo frases de amor y consuelo 
Hacia todos los niños, 
Nos mostró la ciencia, quitando los cardos 
Y espinas que había en el camino. 
Pero un día, transformó su vida y cambió de destino. 
Por los campos de batalla a nuestra escuela, 
gis y pizarrón los cambió por un tanque de guerra, 
y hoy combate en todas partes: como perro y perra. 

¡Mentira! Se respira paz en toda la tierra. 
Lo sucedido en Hiroshima ¿Quién no lo recuerda? 
Lo que pasó en Nagashaki aun nos aterra. 
Imposible otro conflicto mundial, tu mente está enferma 
¿Porqué no irán al sur? En una islas llamadas Malvinas, 
donde aun combaten la Inglaterra y la Argentina, 
donde mueren hombres, mujeres y niños, donde todo es ruina, mientras que la ONU cobarde se esconde, 
a hablar no se anima. Sus embajadores 
se ponen de acuerdo en una cantina, 
surgen las alianzas, con champaña brindan, 
intercambian armamentos, los pactos se firman 
para que siga la guerra, ¿Qué importan las vidas? 
Esa parte del sur ¿será otra Hiroshima? 
Reza un refrán: “Quien te enseña a caminar, jamás camina” 

A todos los niños del mundo, pidan una vida justa, 
Más unida; no queremos los ejemplos de Inglaterra y Argentina; 
Gobiernos sin conciencia, hienas asesinas. 
Escúchennos todos, militares y civiles; 
Han llenado el alma de los niños de metrallas y fusiles, 
Han hecho campos de batalla con sus juegos infantiles, 
Han transformado su mirar sereno 
En lanzamientos de cohetes y misiles, 
Quieren hacer de sus conciencias limpias, 
Autómatas armados y serviles. 

Niño de este cansado mundo ¡Protesta! 
Que no pongan en tus inocentes manos un cañón y 
Metralletas, que tus juegos no sean 
En campo de batalla y de violencia. 
Escúdate en tu inocencia ¡En tu defensa! 

¡En tu defensa! El hombre se revuelca 
en la hediondez de su puerca conducta, 
revisa mapas mundi, oráculos consulta, 
provoca a la muerte, se lanza en su busca, 
mata por matar, su fin no le asusta, 
mata por matar, su fin no le asusta. 

Ese es el ser racional llamado HOMBRE 
Que en su aceda conciencia la maldad oculta. 
El hombre camina hacia una destrucción perfecta. 
¡Es cierto! Se va quedando sólo en su estúpido reto, 
mira hacia la tierra poblada de espectros 
y grita su victoria a todos los vientos. 
Abriga una obsesión: 
Quiere ser del mundo único dueño, 
Delirio de un demente, imágenes de sueño; 
Cuando cree ser grande, 
El hombre mismo es más pequeño, 
Tan sólo el reptil revolcándose en el suelo; 
Eso sí, apto para matar, ese es su anhelo. 

El hombre, siempre ha sido el hombre 
Creador de conflictos, 
Su nombre, con sangre en la historia lo ha escrito, 
Se lanza al espacio, mira al infinito 
Buscando otro mundo para el sacrificio. 

Y la ciencia; esa ciencia, impune se le ha unido, 
Avanzan de acuerdo para el exterminio, 
Él uno, que pone el cerebro de maldad podrido, 
La otra, que siembra el terror con su poder temido. 
La voz de un niño, generalmente nunca es oída, 
Por eso acudo a ustedes, hombres honrados 
Y conciencias tranquilas. 
Digan a los sabios, a todos los que habitan 
Esa tierra sangrante y sufrida; 
¡Que ya no armen más bombas que destruyen vidas! 
¡Qué ahora inventen bombas que contengan comida! 
Y las envíen a todo el mundo, 
Donde existen niños con hambre y amibas. 
Que en lugar de balas, las metrallas lancen 
Sin fin de semillas, 
Igual que cruzadas heroicas, henchidas, 
Llevando el mensaje de amor a la vida. 

Por eso te hablo a ti, para que tú me entiendas, 
Niño de esta tierra que solloza y tiembla; 
Tú, como fértil semilla que la paz engendra, 
Tú, balanza imparcial que con horror contemplas 
El principio y el fin de estas sucias contiendas. 

Tú, que emitirás el juicio final de la ciencia, 
¡Rebélate ahora, porque el tiempo apremia! 
Que se escuchen todos, ve hasta sus viviendas, 
Habla en mil idiomas para que te entiendan. 
Demuestra que se puede cambiar esta tierra, 
Que podemos sembrar una paz entre escombros de guerra. 
Que queden atrás los escritos de odio y miseria, 
Que ya no sea el hombre destructor del hombre, 
Apoyado en la ciencia. 
En una palabra: ¡Que ya no sea una bestia 
Que de su misma carne se alimenta! 

¡Esta es mi protesta! 
Una última llamada que esparzo a los vientos, 
Al alcance de los niños de todos los pueblos. 
A mis hermanos todos, sean blancos o negros, 
A los que llevan el hambre pegada a los cuerpos. 
Un llamado de esperanza, de inicio, de reencuentro. 
¡A todos los niños del mundo! 
¡A todos los hombres de este planeta nuestro!

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