¡A LAS ARMAS!
(fragmento)
Manuel M. Flores
No tenemos más rey que las leyes
¡No tenemos los libres señor!
¡Que con sangre se tiñe de reyes
Nuestro bello pendón tricolor!
¿Hasta cuándo en vil ocio, hasta cuándo
Yaceréis , mexicanos, dormidos?
¿Hasta cuándo seréis, tan sufridos
Que se os pueda venir a insultar?
¡No de paz, no de fiestas y danzas
Es esta hora que pasa tremenda… Aquí mismo, en la patria, su tienda Ha venido el francés a plantar!
¡A las armas! Oid cuál resuenan
De conquista los hurras salvajes…
¿Hasta cuándo vengáis los ultrajes?
¿Para cuándo queréis el valor?
El que lleva en su pecho grabada
De la patria la imagen,
Nunca piensa que juega la vida, Sólo piensa que gana el honor.
Sólo piensa cuando entra en la lucha Que el oprobio al cobarde le queda; Sólo busca lugar en que pueda
La ancha espada mortífera hundir. Sólo sabe, ya tinto en su sangre,
Que morir por el niño, la anciana,
La misión más sublime del hombre; Por la madre, la esposa, la hermana,
Por su Dios y su hogar… ¡No es morir!
¡Es cumplir por la patria bendita Es quizá bautizar con su nombre Una página de oro triunfal;
Es vivir como vive la fama, Es vivir como vive la gloria,
Es comprar a la excelsa victoria
El derecho de ser inmortal!
¡A las armas! El grito de guerra Como el trueno los ámbitos llene, Y del Gila al Grijalva resuene,
Del Pacífico al golfo también
Y cual llama de incendio que el soplo
De impetuoso arrebata,
Como tromba que el rayo desata,
¡Se desplome la guerra doquier!
¡A las armas! ¡Los montes, los valles, Las ciudades vomitan guerreros!...
¡Luz nos den en el día los aceros, Y en las noches alumbre el cañón!
Y que corra la sangre agostando Flor y mies en la vasta campiña… Cuando el agua de rojo se tiña
Ya podremos lavar el baldón.
¡No hay paz! El flamígero incendio
Del combate la atmósfera abrase;
¡Cada pecho que el hierro traspase
Multiplique en los otros la fe!
Y no quede un pedazo de tierra Que no moje la sangre enemiga… Si es preciso no quede quien diga
De nosotros: ¡La Patria aquí fue!...