En el subsuelo bendito
de la linda tierra mía,
ha brotado un arroyito
valioso en economía.
Cuántos países quisieran
Esta riqueza infinita,
En las costas proliferan
Muy cerca de la arenita.
Es el petróleo divino
Que regaló el dictador,
a pueblos como el vecino
un ratero y hambreador.
Fueron gringos y holandeses
Alemanes y otros más,
Se enriquecieron con creces
Con el petróleo y el gas.
No les cobraban impuestos
Eran personas de honor
Con los nuestros deshonestos
Con los suyos lo mejor.
En mi Patria Mexicana
Brota como una canción,
Don Lázaro lo reclama
Ordena su expropiación.
Este dieciocho de marzo
Con orgullo y alegría;
¡Soy acero, no soy cuarzo!
¡Que viva la Patria mía!
Autor: Juan Gil Montiel.