Los muertos de Xochimilco
Se cuenta que el 1o de noviembre, cada año de manera especial, al sonar las campanas de las iglesias cercanas; a las 12:00, las almas de los difuntos cruzan la zona de Xochimilco iniciando su camino a los poblados cercanos al lago, donde habitan sus dolientes.
Dice la tradición que al siguiente día, en la mañana, después del culto otorgado en el que a los muertos se les ofrece simbólicamente comida, bebida e incluso música, y una vez apagadas las velas que los recuerdan, las almas de los difuntos se retiran al retocar las campanas.
Se dice que el sonido de las campanas indica a las almas el camino correcto o que deben seguir para llegar a los poblados, primero salen de sus sepulcros, se reúnen y se distribuyen en las moradas que habitaban cuando vivos, y después se reúnen nuevamente para dirigirse al panteón.
Existe por ahí también una historia que circula de manera hablada en la que se decía que si alguien iba al lago de Xochimilco, uno se enamoraba irremediablemente del lugar y se perdía en la zona para nunca más regresar.